lunes, 27 de agosto de 2012

"Salvador de Bahía, Brasil" por Julio-César Ibarra

Julio-César en el Pelurinho.

Paulina, Antonia e Ignacio en el Pelurinho.
Casa Fundación Jorge Amado.
Iglesia de San Francisco.
Isla de los Frailes.

Calles del Pelourinho.



Salvador de Bahía, se vende en Chile como un Paraíso, pero como todos los paraísos hay que sangrar para alcanzarlo.

Cada vez que voy a una ciudad voy a la biblioteca, es así como me entero del pasado y del presente del lugar. Mientras el resto de Brasil proclamaba su independencia, y con ella, la abolición de la esclavitud,  Salvador de Bahía quedaba excluida de esta emancipación. Bahía tiene la mayor cantidad de población afro-brasileira, sólo el 7% de la población es blanca de origen europeo.

Bahía es una tierra inmensamente rica, en ella se encuentran diamantes, oro, maderas preciosas, sólo hacia falta la fuerza de los esclavos para volver ricos a sus dueños, por eso los esclavos tuvieron que luchar a favor de su libertad, primero contra el imperio de Portugal y luego contra el yugo de Brasil.

En Brasil, los cultos son conocidos como candomblé, xango, macumba, batuque y umbanda.  En Puert Rico, Cuba y las comunidades de inmigrantes latino caribeños de los Estados Unidos son conocidos como santería y a los iniciados se les llama santeros. Asimismo centenares de africanos, mestizos y blancos, a través del Atlántico Sur, sacrifican, homenajean y testimonian la encarnación de dioses conocidos como orisa, iorubá, oricha en español, orixá en portugués.

Según la mitología iorubá, Xangó, fue gobernador del OYO imperio iorubá (dios del trueno), Ogún, dios del fuego, la guerra y la caza, fue un día gobernador de ILE- IFE, otro importante reino iorubá.
Los dioses Iemanjá, Orum y Oya fueron madres y esposas reales; Odudua y Obatalá fundaron los primeros reinos terrestres y fueron gobernantes de los estados iorubás posteriores. En el imperio de OYO,  los sacerdotes de Xangó era virreyes del emperados y en las provincias lejanas ejercían la autoridad superior.  Las sacerdotizas y mensajeros reales eran llamados ILARI, son preparados a la manera de los sacerdotes medievales, recolectan impuestos e imponen el orden del rey.

Los afro-brasileiros conservaron su religión y costumbres en los 'quilombos', aldeas construidas por esclavos que huían para vivir en libertad,.el quilombo más importante fue el de Palmares, que llegó a cobijar a 20.000 personas, entre africanos, mestizos, indios y algunos blancos. Palmares fue destruída en 1694 por los portugueses y hacía 1710 todos los quilombos fueron aniquilados.

Según Vadinho, nuestro guía, los afro-brasileros no se meten con los blancos, y ellos tampoco con ellos.

La biblioteca a la que asisto está en medio del Pelourinho, barrio declarado 'patrimonio de la humanidad', en el cual existe un conjunto de iglesias de estilo barroco, enchapadas en oro, que habla de la riqueza de esta tierra y de las abominaciones que se cometieron en ella.  Un ejemplo de esto, es la iglesia de San Francisco, en donde el boato se contradice con las austeras costumbres del santo. Los habitantes de Bahía, tanto rezan a san Francisco como a Iemanjá, la diosa del mar, ambos cohexisten sin problemas entre ellos.

En Pelourinho encontramos también la casa de la Fundación del escritor Jorge Amado, el más universal de todos los brasileros, que escribió "Gabriela, Clavo y Canela" (1958) ¿quién no recuerda la película "Doña Flor y sus dos maridos" basada en la novela del mismo nombre?  La misma que lanzó al estrellato a Sonia Braga. Amado se metió en la cultura popular de América Latina con telenovelas tan populares como "Tieta de Ageste" o la misma "Doña Flor".  El escritor argentino, Mempo Giardinelli, dice que Jorge Amado, Jorge Luis Borges y Juan Rulfo son los precursores del "Boom Latinoamericano".  Es una alegría inmensa caminar por estas calles, donde caminan personajes como Quincas Berro de Agua de la mano de la libertad con la que tanto soñamos.

En libertad se siente uno cuando prueba las playas de Bahía, el agua es calentita y transparente, como para mojarse en ella una y otra vez, es así cuando estamos en la Isla de los Frailes, en donde el mundo se detiene y uno está solo con el mar, en una unión cósmica, es un placer bañarse en esas aguas.

 Mi mujer y yo disfrutamos de los famosos bolsos de Bahía, nos hicimos de dos portadocumentos iguales, que todavía tenemos y también de la música, esta tierra cuenta con exponentes famosos como Caetano Veloso y su hermana María Bethania, Gal Costa y Gilberto Gil. Durante la dictadura militar en Brasil, Caetano formó parte junto a su amigo y colega Gilberto Gil en el movimiento socio-político y artístico Tropicalia. Juntos revolucionaron la música brasileña, llenándola de color, protesta y mucha saudade.

Así, por todo esto caminar por las calles de Bahía es un placer, caminar en libertad, caminar soñando, "caminando y cantando" como diría Gerardo Vandré.

miércoles, 1 de agosto de 2012

"Hospital del Trabajador", Santiago de Chile por Julio César Ibarra



Carola Prado, kinesióloga.

Dr. Ricardo Sonneborg, cirujano.

Antonia Swett, terapeuta ocupacional.

Francisco González, kinesiólogo.

Dr. Gerardo Correa-Illanes, fisiatra y Julio-César Ibarra.

Dr. Oscar Storme, urólogo.

Dr. Pablo González, siquiatra.

Daniela Cortés, kinesióloga.

Jorge Castillo, kinesiólogo.

Kateryn Zambrano, asistente social.

Ricardo Urrutia, kinesiólogo.

Christian Correa, kinesiólogo.

Francisca Navarrete, enfermera.

Carolyne Araya, enfermera.

Betsabé Reyes, técnica en enfermería.


El Hospital del Trabajador recupera vidas, no las quita. Tengo mucho que agradecer al hospital y a sus funcionarios, en mi caso, estuve bajo la tutela del doctor Gerardo Correa, fisiatra que lideró el equipo que me salvó la vida, entre ellos Marcia Toloza, fonoaudióloga, el doctor Pablo González, siquiatra, Antonia Swett, terapeuta ocupacional, el doctor Ricardo Sonneborg, cirujano, el doctor Jorge González, neurólogo, el doctor Pablo Storme, urólogo,  las kinesiólogas Carola Prado y Daniela Cortés, la de los bellos aretes; los kinesiólogos Sergio Parada, Luis Díaz,el que sólo con su presencia y  tranquilidad me calmaba cuando estaba en la Unidad de Tratamiento Intensivo (UTI),  Ricardo Urrutia, Francisco González, Christian Correa y el inefable Jorge Castillo con quien tuve entrañables conversaciones. Y el personal del 4° piso oriente, Francisca Navarrete, Carolyne Araya, Cinthia Enríquez, enfermeras; las técnicas de enfermería Rosita Molina, Paula Ulloa, Gloria Gutiérrez, Gladis Curehual, Daniela Saldías, Cynthia Palacios, Carlina Mora, Loreto Navarrete, Betsabé  Reyes, Verónica Pérez, Yolanda Llanque y la maravillosa Viviana Zúñiga y las auxiliares de sala Eulalia Villegas, Magaly Villegas y Mirta Pino.

Gracias a este gran equipo pude rehabilitarme del accidente que sufrí el 21 de abril de 2011, que me dejó tetrapléjico, es decir inválido de las cuatro extremidades, incluyendo el tronco y las piernas; además me descubrieron una amnea del sueño, que en mi caso es un peligro inminente, me trataron de un accidente vascular, un derrame cerebral que me provocó una herida de siete milímetros de alto por cinco de ancho en el cerebro, que me dejó con una afasia cuyas secuelas duran hasta hoy; una trombosis en ambas piernas y no pocas infecciones  en la vejiga.

La fonoaudióloga, Marcia Toloza, me enseñó a comer, porque no podía tragar y sospechaban que el agua o la comida podían ir a los pulmones, es así que después de diecisiete días sin tomar agua, hidratándome por sonda, me dieron dos milímetros con una jeringa y la primera comida sólida que recibí fue una bola de helado de piña, en ambos casos la sensación de libertad fue profunda y plena.  Luego de un mes, previo test, que demostró que mis músculos podían deglutir masas consistentes pude comer comida liviana.  Marcia, nos invitó a ver mi test de deglución y mi hija y dos de sus amigos llegaron con un cartel que decía "Viva Julio César, el DEGLUTIDOR", todos nos reímos de buena gana, ya que había superado un tremendo obstáculo.

Mi primera experiencia con un kinesiólogo ocurrió cuando había llegado recién  al hospital, estaba en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y tenía dificultades para respirar, tanto así que me pusieron un B-PAP, una maquina que cubre toda la cara y tira aire, fue entonces que Sergio me habló, me tranquilizó, diciéndome que me serenara, que me sentía así porque estaba en un lugar desconocido para mí y acto seguido me enseñó a poner atención a mi respiración, contando las inhalaciones y las exhalaciones, lo cual me ayudó mucho. En kinesiología, también, aprendí a sostenerme en una silla de ruedas sin espalda, sin caerme, aprendí a fortalecer los músculos de los brazos, aprendí a segurizarme en la silla conociendo el rango de movimientos que puedo hacer sin caerme, aprendí en definitiva a sacar partido al cuerpo que aún tengo.

 En terapia ocupacional, Antonia Swett, me enseñó a resolver problemas domésticos, gracias a ella y sus ortesis puedo comer solo y escribir en el computador, también puedo con mucho esfuerzo traspasarme al auto con la ayuda de una tabla y de una silla plegable y lo más importante de todo, me mostró las posibilidades de lo que puedo hacer en mi condición de accidentado, siempre mirar adelante, erguido, buscando siempre posibilidades para Ser.

Cuando me recuperé y pudé moverme con autonomía, pude ver con claridad las distintas instancias del hospital que me había cobijado por tanto tiempo, la sala del escáner, la de rayos, la de resonancia magnética, la sala de la Unidad de Tratamiento Intensivo (UTI), y el personal que allí labora, pude saludarlos, darle la mano y agradecerles.

Uno de los aspectos más importantes para la rehabilitación es la motivación, en este sentido los compañeros de pieza son muy importantes, debo mencionar aquí a un joven tetrapléjico, con una tremenda voluntad de vivir, Víctor Cancino y a un compañero que me hizo reír tantas veces como lo tuve a mi lado, Aldo Lizana, que no es tetrapléjico, que llegó a nuestro dormitorio por casualidad, pero que se convirtió en un pilar de nuestra convivencia.  Ellos se convirtieron en mis amigos, con ellos soñábamos el momento en que nos volviéramos a encontrar. El viaje partirá en Santiago, donde vivo yo, siguiendo por  San Javier, donde vive Aldo para llegar finalmente a  Chanco donde vive Victor, allá nos espera una fiesta con cerdo asado y vino tinto.

Descubrí que todos los enfermos de médula hemos pasado por lo mismo: el trauma, la UCI, la UTI hasta llegar a la sala común y la rehabilitación.  Este es un tiempo largo, que toma a lo menos seis meses, durante el cual la familia debe velar por el financiamiento del tratamiento, la persona más adecuada para brindar ayuda es la asistente social Katerin Zambrano, quien con muy buena voluntad se pone al servicio de las familias para encontrar la solución más adecuada.


Quiero terminar esta crónica haciendo un guiño a Eugenio Heiremans y a su directorio por haber creado un hospital para trabajadores, en donde se les trata como personas, se les acoge con cariño, porque la mayoría llegan traumatizados, a veces entre la vida y la muerte.  El Hospital del Trabajador es un modelo,  a la vanguardia en rehabilitación, con convenios con universidades para que sus estudiantes hagan pasantías, con doctores y personal médico, altamente capacitados, con mucha experiencia, cuenta con una de las pocas cámara hiperbáricas que existe en el país.  Una idea maravillosamente implementada.