Ver: Hermafrodite Louvre |
Altar de la Catedral de Notre Dame |
Arco del Triunfo |
Calle de
"l'Abreuvoir", Monmartre |
"Soy feliz, soy un hombre feliz
y quiero que me perdonen
los muertos de mi felicidad"
(Silvio Rodríguez)
Paris es una ciudad de historias, algunas bellas otras patéticas, éstas se tejen al son de la música de acordeones, guitarras y violines con ecos muy antiguos, como un hombre que sopla en una flauta de piedra y su sonido llega hasta nosotros.
Una de las esculturas que me impresionó del Museo del Louvre fue una mujer de mármol, de una sensualidad exquisita, tan bella y atrayente que quedé anonadado, me dieron de acariciarla, de pasar la mano por sus curvas tan blancas, tan ampulosas, de besar su cuello, su cabello y sus labios, de fundirse en toda ella. Estaba recostada, sólo al mirarla entre las piernas retrocedí sorprendido, es Hermafrodite, una de las más bellas esculturas que jamás vi.
Una de las esculturas que me impresionó del Museo del Louvre fue una mujer de mármol, de una sensualidad exquisita, tan bella y atrayente que quedé anonadado, me dieron de acariciarla, de pasar la mano por sus curvas tan blancas, tan ampulosas, de besar su cuello, su cabello y sus labios, de fundirse en toda ella. Estaba recostada, sólo al mirarla entre las piernas retrocedí sorprendido, es Hermafrodite, una de las más bellas esculturas que jamás vi.
Otra, que me llamó la atención fue la Catedral
de Notre Dame, allí la gente pasea por su interior con un silencioso
respeto,
ahí me aconteció un hecho que me acompañará toda la vida, sobre y alrededor del altar había un círculo de luz, en medio de él estaba mi padre, esperándome. Caminé con decisión hasta él, al igual que Juana de
Arco ante CarlosVII, al coronarlo rey de Francia, en la Catedral de
Reims, yo, el poeta guerrero del fin del mundo caminaba al
encuentro de mi padre, que orgulloso me esperaba para entregarme su
espada, como un traspaso del mando, como una posta necesaria, donde lo joven
reemplaza a lo viejo, para continuar la eterna lucha de la humanidad contra sus
enemigos, la pobreza, la ignorancia, la desesperanza y la maldad, así fue
que, como en un sueño, llegue hasta el altar y me arrodillé, mientras mi padre
me traspasaba su emblema.
Yo vivía entonces en el barrio de Pére-Lachaise,
cerca del cementerio más famoso de Paris, están enterrados ahí, entre otros, la
cantante francesa Édit Piaf, el norteamericano Jim Morrison -vocalista de The
Doors- y el escritor irlandés Oscar Wilde. Cuando salía a caminar y
bajaba la colina en donde está emplazado el barrio, me encontraba con el barrio
árabe, recuerdo que me llamaba la atención las tiendas con ropas íntimas de
mujer por el colorido y la perfección de las prendas, un rojo fuerte y cientos
de lentejuelas hacían deseable a cualquier mujer que usara esa lencería.
Ahí comí por primera vez shawarma, que consiste en finas láminas de carne de cordero, pollo o ternera asada en un asador vertical, consumidas en el interior de un pan de pita junto con vegetales y otros acompañamientos; el llamado cuscús, cous-cous, alcuzcuz o kuskusús, que es el plato tradicional de la cocina de África del norte, Argelia, Marruecos y Túnez, hecho a base de sémola de trigo duro, y a veces de cebada o de trigo verde, con cordero asado, matizado con vino tinto de la casa, una delicia!!!
Ahí comí por primera vez shawarma, que consiste en finas láminas de carne de cordero, pollo o ternera asada en un asador vertical, consumidas en el interior de un pan de pita junto con vegetales y otros acompañamientos; el llamado cuscús, cous-cous, alcuzcuz o kuskusús, que es el plato tradicional de la cocina de África del norte, Argelia, Marruecos y Túnez, hecho a base de sémola de trigo duro, y a veces de cebada o de trigo verde, con cordero asado, matizado con vino tinto de la casa, una delicia!!!
En otra oportunidad sentí parloterear en español al
pie del Arco del Triunfo era una pareja formada por
un argentino y una italiana con los cuales charlé brevemente, me sorprendió que
entre las placas de soldados de Napoleón, muertos en acción había muchos
nombres españoles. Investigando un poco en Internet, hubo españoles peleando como soldados
de línea entre las tropas inglesas y rusas, al parecer todos ellos pertenecían
a un regimiento español acantonado en Dinamarca, cuando Napoleón rompió el
acuerdo de paz, éstos dejaron de ser aliados y pasaron a ser enemigos. Este
ejército quedó abandonado a su suerte y rodeados de franceses, entonces los más
avezados, huyeron en barcos ingleses, pero quedaron en tierra doscientos
oficiales y cinco mil soldados que fueron hechos prisioneros y encarcelados,
Napoleón les ofreció a cambio de su libertad y su juramento de fidelidad al rey
José Bonaparte, ser parte de su ejército. Así se formó el
regimiento José Bonaparte. Finalmente terminaron peleando en el frente ruso,
donde dos mil tropas españolas se pasaron al lado ruso. de los cinco mil
españoles que fueron a Rusia sólo volvieron quinientos españoles. En el
ejército imperial La Grande Armeé, de Napoleón pelearon hombres de veinte
nacionalidades distintas, en una guerra que cambió el mundo.
A propósito, algunos parisinos son profundamente
racistas sobre todo el personal de servicio que ven en cada extranjero
una amenaza para su trabajo, le sugiero a estas personas que lean la historia
de Francia sobre todo lo referido al segundo Imperio, en donde este país tuvo
colonias en los cinco continentes, hombes y mujeres de todos colores a los
cuales les legaron su idioma y su cultura, además de la ciudadanía. En el
mundo imperial francés todos los caminos llegan a Paris.
Paris es una ciudad en donde la distinción entre
arte y la realidad es tenue. Es la ciudad de las grandes historias de la
humanidad y también de las pequeñas, ay! cómo me duele la muerte del pequeño Gavroche,
en Los Miserables de Víctor Hugo.
Y cómo olvidar la comuna de Paris de 1871, sesenta
días de democracia que dieron la vuelta al mundo, como la primera experiencia
de democracia directa, una realidad soñada y querida por el conjunto del
proletariado, los soldados de la Guardia Nacional, los intelectuales
radicalizados y los estudiantes, que combatieron contra el ejército francés y
treinta mil hombes, mujeres y niños que fueron fusilados por haber sido
'comuneros'. Un sueño que terminó en un baño de sangre.
Cuando camino por Monmartre pienso en
esto y me entristezco y me invade una profunda nostalgia, sin embargo me alegro
por todos los artistas que han pasdo por aquí, de cara a la eternidad,
Tolouse-Lautrec, Dalí, Picasso, entre los pintores, y Guillaume Apollinare,
Julio Cortázar, André Breton, entre los escritores. Edith Piaf y Charles
Aznavour entre los cantantes.
Llueve sobre Paris, entro a un
café y pido una taza de chocolate, el tiempo pasa lentamente hasta que deja de
llover y sale un arcoiris que me quita el frío y me calienta el corazón.
Vuelvo a la calle murmurando… "Eh! bien voyons, Milord /Souriez-moi, Milord /Mieux
que ça, un p'tit effort... /Voilà, c'est ça! /Allez riez! Milord /Allez
chantez! Milord /Ta da da da... /Mais oui, dansez, Milord /Ta da da da...
/Bravo! Milord... /Encore, Milord... /Ta da da da... (Escucha: Edith Piaf "Milord")"
|
||